¿Cambio de tratamiento? Ni me lo había planteado...

Hace casi un mes acudí al hospital después de tres días con debilidad, cansancio, mareos y una pequeña alteración en la vista, que no me permitía enfocar del todo bien y hacía que me sintiera aún más mareada. 

Después de pasar por oftalmología sin novedades, la primera conclusión que extrajo el médico internista que me vio (y que ya me conocía) fue un posible brote de la esclerosis múltiple, y la segunda fue un posible virus, una fiebre que me alteró temporalmente los síntomas y las secuelas. A pesar de estas molestias, yo me encontraba bastante bien, y afortunadamente el médico me recetó corticoides orales (prednisona) y evité así el ingreso en el hospital. 

Tres semanas después, fui a la revisión con la neuróloga. Sigo con algo de inestabilidad y fatiga, mareos ocasionales, fotofobia, síntomas sensitivos en el pie derecho y el costado izquierdo. Desde que siento estas pequeñas alteraciones en el costado, soy más consciente de la frecuencia/urgencia cuando tengo necesidad de orinar, pero de momento no me supone un problema. 

En general yo me encontraba mucho mejor, incluso con más energías que las semanas anteriores, y creo que los corticoides me han sentado bien. Lo que sí me ha sentado bien es ahorrarme cinco días de hospital.

La doctora solicitó una resonancia craneal para ver si hay actividad y me citó de nuevo para cuando salgan los resultados. Hasta aquí todo normal. 

Lo que me llamó la atención fue una sugerencia de la neuróloga, que me propuso cambiar de tratamiento en función de lo que salga en la resonancia. Yo no entendía nada, le expliqué que me encuentro bien con el interferón, que después de tres años y medio lo he asimilado bien y a estas alturas es poco probable que se den efectos secundarios graves, y que los síntomas y brotes que he tenido desde entonces han sido todos leves, de poca intensidad, como amortiguados, y creo que es porque el tratamiento funciona. 

betaferon

Creo que un cambio de tratamiento ahora sería excesivo, porque por otra parte, mi situación ahora se ha "normalizado" y es más estable que nunca, y un cambio de tratamiento me supondría un estrés innecesario. 

Prefiero mantenerme tranquila en esta situación y si estoy equivocada, que sea la propia enfermedad la que se manifieste y me obligue a tomar medidas drásticas. 

A ver qué dice la resonancia. Y la doctora. Yo digo que todavía quedan muchos años por delante para cambiar de tratamientos...

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